El juicio por abusos sexuales y violación en tercer grado contra Harvey Weinstein en Nueva York entrará este martes en su fase de alegatos finales, sin que se esperen testimonios del cofundador del estudio Miramax y uno de los pesos pesados de Hollywood.
El abogado principal de Weinstein, Arthur Aidala, confirmó ayer que, como hiciera en su anterior juicio en Nueva York (2020) y dos años después en Los Ángeles, su defendido no planea subir al estrado.
Con los alegatos finales de Fiscalía y defensa previstos para este martes, en un juicio que se ha prolongado seis semanas con las declaraciones de una treintena de testigos, no está claro si las deliberaciones del jurado comenzarán mañana mismo por la tarde o el miércoles.
Weinstein fue sentenciado hace un lustro en Nueva York a 23 años de prisión por las denuncias de dos mujeres que lo acusaban de haberlas agredido en 2006 y 2013, pero esa condena fue revocada por un estrecho margen de 4-3 el año pasado por el Tribunal de Apelaciones neoyorquino debido a un error procesal.
En el primer juicio en la Gran Manzana contra el productor figuraron como demandantes Miriam Haley, una asistente de producción que, entre otros delitos, acusó a Weinstein de practicarle sexo oral a la fuerza en 2006; y la actriz Jessica Mann, que afirmó haber sido violada por él en un hotel de Nueva York en 2013.
Ambas se reafirmaron en este nuevo proceso, y a ellas se sumó como demandante Kaja Sokola, una mujer polaca que conoció a Weinstein siendo modelo y que asegura también fue víctima de sexo oral no consentido en 2013.
Un juicio con momentos emotivos
A lo largo de este mes y medio de nuevo juicio se han presentado momentos de tensión y de emociones a flor de piel; sobre todo cuando las demandantes exponían su relato al jurado y contestaban a las preguntas de la defensa.
Uno de los más impactantes se produjo el pasado 3 de mayo, cuando Haley rompió a llorar antes las insinuaciones de los abogados de Weinstein acerca de que su relación con el magnate fue consentida.
«¡No me digas que no fui agredida sexualmente por ese jodido malnacido!», gritó Haley entre lágrimas y salió de la sala llorando, lo que obligó al juez encargado, Curtis Farber, a suspender aquella sesión durante diez minutos.
La defensa del reconocido productor, cuyos filmes producidos suman un total de 81 premios Óscar, ha basado su estrategia en describir a las tres demandantes como mujeres ambiciosas que dieron su consentimiento a tener relaciones íntimas con Weinstein, asumiendo que esto les permitiría medrar en la industria con rapidez.
En esta línea, los abogados del empresario audiovisual mostraron copias de correos electrónicos en los que algunas de las demandantes volvieron a reunirse en privado con Weinstein tras otros episodios sospechosos, y otras se dirigían a Weinstein en un tono muy afable incluso años después de los hechos denunciados.
En el caso de Haley, por ejemplo, insistió en que siguió teniendo contacto con Weinstein -y accediendo también a viajes pagados por él- porque se sentía «atrapada y no sabía cómo reaccionar», y porque quería seguir trabajando en la industria, puesto que estaba en una complicada situación económica.
El jurado, conformado por siete mujeres y cinco hombres (mayoría femenina que no existió en el proceso de 2020), tendrá que deliberar después los alegatos finales y considerar los relatos antagónicos esbozados por las partes.
Las decenas de acusaciones de índole sexual contra Weinstein, que también ha sido condenado por delitos similares en un tribunal de Los Ángeles, explotaron en 2017 y catapultaron el movimiento #MeToo a escala internacional.
No obstante, el contexto actual dista mucho de aquella coyuntura y las manifestacones de apoyo a las demandantes quedaron reducidas a pequeñas muestras de solidaridad en redes o a un puñado de mujeres que ha acudido a las sesiones para respaldarlas, por lo que la presión social no parece que vaya a tener un impacto determinante en el veredicto. EFE